Los efectos de la presencia de microplasticos en los seres humanos siguen siendo una incógnita para la ciencia.
Hoy en día los plásticos están tan arraigados en nuestras vidas que prácticamente nuestro día a día sería imposible sin ellos. Presentes en embalajes, cosméticos, muebles, electrodomésticos e incluso en la ropa, desde su descubrimiento la sociedad a ido evolucionando y desarrollándose entorno a este material que resulta casi vital para llevar el nivel de vida que tenemos actualmente.
La familia de los plásticos es amplia y compleja, y es posible clasificarlas por su composición o tipo de resina usada, su densidad y/o tamaño.
Atendiendo a su clasificación por tamaños, este artículo pretende hacer hincapié en los microplásticos debido al desconocimiento general por parte de la sociedad y a que éstos provocan un amplio espectro de daños en el medio ambiente marino.
¿Qué es un microplástico?
Aunque no existe una definición cien por cien oficial, los científicos en general describen a los microplásticos como aquellos plásticos o trozos de plásticos que tienen un tamaño inferior a 5 milímetros.
Existen dos tipos de microplásticos en función de su origen, los primarios y los secundarios. Los primarios son aquellos que se fabrican directamente en ese tamaño, como por ejemplo, en forma de microesferas para incluirlos en abrasivos industriales o en productos cosméticos exfoliantes.
En cuanto a los microplásticos considerados secundarios, se originan por la degradación de plásticos más grandes, los conocidos como macroplásticos. La degradación de los macroplásticos se da principalmente por fotodegradación, aunque también sufren degradación térmica, degradación mecánica, y degradación química.
Impactos en el medio ambiente marino
Los deshechos plásticos, una vez en el mar, empiezan a interaccionar con la fauna marina, desde el zooplancton hasta las aves y los grandes cetáceos, provocando un abanico muy amplio de desordenes alimentarios e impactos relacionados con las características físico químicas de los plásticos.
Diferentes estudios han observado los efectos que tiene la ingesta de microplásticos en los invertebrados y vertebrados marinos, efectos tan diversos entre los que se encuentran: abrasión y o obstrucción intestinal, aumento de la respuesta inmunológica en mejillones, reducción de las reservas energéticas en los poliquetos, toxicidad hepática en peces, reducción de las tasas de alimentación, fecundidad y supervivencia en copépodos, alteración de las tasas de respiración, capacidad reproductiva y filtración en moluscos bivalvos.
Algunos de estos animales, como los cangrejos, añaden los microplásticos a su tejido corporal, lo que facilita su bioacumulación en los depredadores superiores entre los que no quedan exentos los humanos.
Hay que destacar que debido a que la relación área/volumen es mayor que la de los macroplásticos, los microplásticos son propicios a adsorber los contaminantes, los conocidos como contaminantes orgánicos persistentes (COPs), así como antibióticos, metales, e hidrocarburos aromáticos policíclicos (PAHs), además de los propios aditivos químicos añadidos durante la propia fabricación del plástico como el Bisfenol A.
Las características principales de estos contaminantes es que son tóxicos, y muchos de ellos persistentes y bioacumulativos, y gracias a sus características hidrofóbicas son atraídos y adsorbidos por los microplásticos dándose concentraciones mucho más elevadas en los microplásticos que en las aguas circundantes.
No solo la fauna puede sufrir las consecuencias de la presencia de estos polímeros en el agua, los ecosistemas también pueden verse afectados. Entre muchos efectos, destacamos el hecho de que los microplásticos pueden actuar como vectores de transporte para organismos marinos, facilitándoles la colonización de ecosistemas en los que no estaban presentes con anterioridad con el consecuente impacto sobre la fauna y flora local.
Diversidad de opiniones
El hecho de los microplásticos absorben y transportan contaminantes, antibióticos y metales pesados en mayores cantidades que las presentes en el agua marina, ha suscitado un interesante debate en la comunidad científica.
Los estudios en general apoyan la hipótesis de que los microplásticos son un vector y una fuente de contaminantes para los organismos marinos.
Sin embargo, el debate se ha formado a partir de preguntas sobre si el plástico es una fuente relevante de estas sustancias químicas tóxicas para los organismos acuáticos en relación con otras fuentes en el medio ambiente.
Al fin y al cabo, dada la escasa abundancia de partículas de plástico en relación con otros medios presentes en los océanos, la exposición a estos elementos a través del plástico es probablemente de menor importancia que a través de las vías naturales.
Las exposiciones dietéticas de laboratorio que demuestran que los residuos plásticos pueden ser un vector para ingerir estos contaminantes, metales y antibióticos no han puesto realmente a prueba las hipótesis relativas a la importancia relativa de los microplásticos en comparación con otras fuentes que se dan en los entornos reales, como las presas naturales.
Es decir, aún no esta del todo claro si los organismos marinos se enfrentan a los COPs, antibióticos, metales pesados y PAHs, en mayor medida al ingerir microplásticos o al ingerir sus presas naturales debido al efecto de la bioacumulación.
Los microplásticos se suman a una larga lista de problemas a los que se enfrentan los mares y océanos de todo el mundo.
Algunos informes vaticinan que en el 2050 en los mares habrán más plásticos que peces, en nuestras manos está que esta terrible situación no llegue a producirse nunca, y un consumo responsable y sostenible en nuestro día a día es la clave.