Desde macroplásticos a microplásticos millones de toneladas de plástico llegan a los mares y océanos de todo el mundo anualmente. Pero una vez en el mar, ¿qué les ocurre?¿dónde acaban?
Una vez el plástico llega al océano, como prácticamente le sucede a todo objeto que entra en el mar, comienza a sufrir el proceso conocido como biofouling. Es decir, los plásticos poco a poco comienzan a ser colonizados por fauna y flora marina, pequeñas larvas de animales y algunas algas y bacterias que viajan por los mares en forma de plancton se asientan sobre estas superficies y comienzan a desarrollarse.
Este proceso, el biofouling, hace que poco a poco vaya aumentando de peso el plástico flotante hasta que supera el peso suficiente para contrarrestar a la densidad del agua de mar y procede a hundirse, pudiendo tardar varios días en llegar al fondo.
Además, los grandes plásticos comienzan a fragmentarse en pequeños trozos principalmente gracias a la acción de la radiación ultravioleta de los rayos del Sol y a la fuerza mecánica de las olas, lo que facilita su hundimiento. Un estudio publicado en la revista Environmental Toxicology and Chemistry, señaló que un macroplástico expuesto a la condiciones medio ambientales del océano tarda aproximadamente unas 8 semanas en comenzar a desprender microplásticos.
Estos plásticos, tanto macro como microplásticos, si no son ingeridos por accidente por ningún animal, poco a poco irán llegando al fondo del mar. Una vez en el fondo del mar seguirán el proceso de fragmentación y degradación hasta desaparecer por completo.
El problema viene en los tiempos, en el fondo del mar ya no sufren las consecuencias de la exposición a los rayos ultravioleta ni de la acción mecánica del oleaje, teniendo en cuenta que la profundidad media de los océanos ronda los 4 kilómetros, profundidad a la que no llega la luz solar ni la energía del oleaje. Por otro lado no hay que olvidar, las bajas temperaturas, entre 2 y 4 grados centígrados, y la baja densidad de fauna y flora que reside en los fondos oceánicos.
Todo esto provoca que la fragmentación y degradación de los plásticos se ralentice notablemente, llegando a tardar, como ya sabemos, varios cientos de años desaparecer el plástico del ecosistema, provocando que los fondos marinos se estén convirtiendo en auténticos vertederos de plásticos.
Si tenemos en cuenta que la fabricación a gran escala de plásticos empezó después de la Segunda Guerra Mundial, entorno a la década de 1950, y que éstos tardan varios cientos de años en desaparecer, es más que probable que en algún punto del fondo del mar aún se encuentren ejemplares de los primeros productos producidos con plásticos.
No hay más que observar un poco las noticias cuando ocurre un temporal marítimo fuerte, éstas se plagan de noticias haciendo referencia a que han aparecido en las playas envases de plástico de productos que hacía décadas que dejaron de producirse. Esto es debido a que estaban almacenados en el fondo y el temporal fue lo suficientemente fuerte como para remover el fondo y arrastrar a la playa los residuos.
Algunos estudios calculan que aproximadamente, de todo el plástico que se encuentra en el mar, entorno al 70-80% está almacenado en los fondos marinos. Debido a la dificultad de exploración del fondo del mar, es prácticamente imposible hacerse una idea más o menos aproximada de la cantidad de plásticos que se encuentran aquí.
Lo que si se sabe es que los plásticos han llegado incluso al punto más profundo de los océanos, la Fosa de las Marinas, por tanto, si están aquí, es casi seguro que se encuentran dispersos por todos los puntos cardinales del mapa oceánico.
La presencia de plásticos en los fondos supone grandes pérdidas para el sector de la pesca, ya que en multitud de ocasiones éstos provocan graves daños a las redes y a las especies de interés comercial. Se ha dado situaciones que barcos de pesca de arrastre han sacado más plástico que peces en sus redes.
Además, supone un peligro para el ser humano en sí, ya que multitud de productos que consumimos vienen de los fondos del mar. El marisco, por ejemplo, muchas especies de gambas, langostinos, cangrejos, etc, viven en el fondo del mar y ya se ha visto que muchas de estas especies tienen microplásticos en su interior.
Como casi siempre ocurre con los problemas referentes al mar, como es algo que no se ve, parece que no hay problema o que no nos afecta. Pero no es así, aunque a simple vista no veamos que tenemos auténticos vertederos de plástico en el fondo del mar no quiere decir que no estén o no ocurra nada.
Ahí abajo hay vida, mucha vida, especies increíbles y muy importantes para el bienestar de la salud de los mares, y que los fondos oceánicos sean sumideros de plástico las pone en serio peligro y por tanto a nosotros también, ya que de la salud de los océanos depende nuestra supervivencia.